
En la mitología griega, Urano (en griego antiguo, Οὐρανός que significa ‘cielo’, ‘firmamento’; en latín, Uranus) es un dios primordial, el cual, personifica el cielo. Su equivalente en la mitología romana era Caelus.
Urano no tenía atributos.

Genealogía de Urano.
En la griega, Urano era hijo y esposo de Gea, la Madre Tierra, que, según cuenta Hesíodo en la Teogonía, había concebido a Urano sin varón. Urano y Gea fueron los padres de la primera generación de Titanes, así como los ancestros de la mayoría de los dioses griegos; sin embargo, ningún culto específico de Urano sobrevivió en la época clásica. El dios no aparece entre los motivos usuales de las ilustraciones de la cerámica griega antigua. Con todo, Gea, Urano y Estigia podían ser reunidos en solemnes invocaciones en la épica homérica.
La mayoría de los griegos consideraba que Urano era un dios primordial, de manera que no se consideraba que tuviera padres, sino que se había generado a partir del Caos, la primera forma del Universo. Sin embargo, Hesíodo afirma en la Teogonía que Urano nació de Gea. Los poetas Alcmán y Calímaco lo presentan como hijo de Éter, el dios de la luz celestial y del éter, el aire que se encuentra en las partes superiores del mundo. Influido por los filósofos, Cicerón afirma en "De Natura Deorum" que Urano era descendiente de los antiguos dioses Éter y Hemera (el Día). Según los Himnos órficos, Urano era el hijo de Nix (la Noche).
Mitos
Castración de Urano y nacimiento de Zeus.
En la Teogonía, Hesíodo narra que Urano retenía a sus hijos en el seno de su madre cuando estaban a punto de nacer. Gea urdió un plan para vengar el ultraje: talló una hoz de pedernal y pidió ayuda a sus hijos. Solo Crono, el menor de ellos, estuvo dispuesto a cumplir con su obligación, emboscó a su padre cuando yacía con su madre, lo castró con la hoz y arrojó los genitales tras él. Al salpicar la sangre, Gea la recogió, y de ella surgieron los Gigantes, las Erinias, las Melias. Los genitales de Urano produjeron una espuma de la que nació Afrodita Urania. Urano vaticinó que los titanes tendrían un castigo justo por su crimen, anticipando la victoria de Zeus sobre Crono.
La Biblioteca mitológica recoge una versión diferente, en la cual Urano arroja a sus primeros hijos (los Hecatónquiros y los Cíclopes) al Tártaro, y Gea, irritada, persuade al resto de sus hijos (los Titanes) para que ataquen a su padre con la hoz. Derrotado Urano, los Titanes rescatan a los arrojados en el Tártaro para que aseguren el dominio de Crono.
Según la Teogonía y la Biblioteca, Gea y Urano habían vaticinado que Crono sería derrocado por uno de sus propios hijos, y así el titán intentó evitar su destino devorando a su descendencia. Ambos ayudaron a Rea a salvar mediante un engaño a Zeus, y éste posteriormente liberó a sus hermanos y logró derrocar a su padre.
![]() |
Representación de la castración de Urano.
|